1. ¿Tenemos las mujeres cierta dosis de masoquismo en las relaciones amorosas?
Toda relación amorosa implica algún grado de sufrimiento, pues dependemos de otro que además tiene sus propias necesidades. En este escenario, tanto hombres como mujeres somos capaces de establecer relaciones estables, duraderas, y plenamente satisfactorias para nuestras necesidades emocionales.
Sin embargo, hay ciertas mujeres que poseen rasgos de personalidad masoquista, con características tales como, por ejemplo, victimizarse ante el dolor emocional, o establecer relaciones de dependencia simbiótica, que indudablemente generarán conflictos importantes en cualquier relación amorosa que establezcan. Dicho de otra forma, es un estilo que han adquirido para establecer vínculos cercanos.
Otro grupo importante de mujeres busca conscientemente establecer relaciones plenas y satisfactorias, pero inconscientemente tienden a repetir un patrón de relaciones insatisfactorias, lo cual las deja con un alto nivel de frustración. Aunque aquí no hay una personalidad masoquista a la base, hay un monto importante de conflictos inconscientes que no permiten la plenitud a nivel de pareja.
2. ¿Considera que culturalmente se le ha enseñado a la mujer a postergarse?
Indudablemente el rol social de la mujer ha tenido a evolucionado desde un mayor nivel de postergación en comparación con el hombre. Sin embargo, la situación ha evolucionado en las últimas décadas, y cada vez menos las mujeres están llamadas a postergarse o someterse por la cultura.
Es importante en este punto hacer la diferencia entre el rol social que se impone y lo propiamente femenino. Por ejemplo, la función materna implica necesariamente postergarse en actividades habituales, y esto está lejos de ser un sesgo cultural o un “machismo”. Los problemas surgen cuando la cultura transmite el mensaje de la postergación por el sólo hecho de ser mujer.
3. ¿Por qué algunas mujeres escogen jugar el papel de víctima o les gusta sacrificarse por los demás?
Como mencionaba anteriormente, el papel de víctima o el sacrificio permanente por los otros podría estar dado por rasgos de personalidad, con los cuales estas mujeres pueden tener la sensación de control del otro y de la relación, en base a la manipulación, el deterioro personal y el rol de mártir. Estas son formas desadaptativas de relacionarse con otros, que tiene su génesis en los primeros años de infancia, y que esconde un gran monto de agresión, dirigida tanto a ellas mismas como al otro que es controlado.
4. ¿Esconde ese sacrificio permanente algún otro problema que esta siendo solapado?
En el sacrificio constante por el otro puede haber una necesidad inconsciente de negar una realidad propia que queda opacada por lo que la pareja, los padres o el trabajo, por ejemplo, requieren. Esto ocurre porque la alternativa de enfrentar los propios conflictos, dolores o vacíos resulta extremadamente doloroso.
5. ¿Hay una cuota de baja autoestima o poca seguridad en las mujeres que se dejan pisotear por su pareja, reciben insultos, o soportan infidelidades?
Hablar de baja autoestima cuando tratamos de explicar situaciones tales como el soportar violencia o infidelidad dentro de una relación de pareja resulta muy amplio. Se trata más bien de vínculos en donde se tramita un monto muy importante de agresión por ambas partes, que en el caso de las mujeres resulta inconscientemente ganancial, pues les permite repetir un modo de vincularse que ya conocen.
6. ¿Cómo entendemos el hecho de que a ciertas mujeres "les guste sufrir", es decir, no hacen nada para remediarlo?
Dado lo anterior, resulta curioso ver cómo ciertas mujeres mantienen relaciones que, a todas luces resultan inconcebibles, sabiéndose maltratadas. Suele ocurrir que muchos intentos de otros de afuera de separar el vínculo violento resulta boicoteado por las mismas mujeres, y no necesariamente por temor a represalias. Esto muestra que se juega mucho más que una situación de víctima de algo que no se controla. Podemos pensar que estos vínculos tienen, inconscientemente, una utilidad: poner en el otro aspectos propios muy violentos, es decir, proyectarlos, y a la vez controlarlos, etiquetándolos en otro que de esta forma se transforma en el violento.
7. ¿Cómo pueden esas mujeres masoquistas dejar esa actitud de lado para plantearse ante la vida de manera más positiva?
En estos casos el sentido común no suele ser muy efectivo. Uno puede empeñarse en mostrar lo obvio de la situación degradante y violenta, y argumentar que ella no merece esto, pero estas palabras suelen fortalecer el rol de víctima-mártir de la persona. Lo que permite abrir la opción de dejar de repetir esta dinámica es construir relaciones íntimas radicalmente distintas. En esto ayuda un proceso de psicoterapia, en el que se establece una relación íntima con un profesional que va mostrando cómo la persona tiende a repetir las mismas formas de relacionarse con los demás que la dañan tanto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario